Las medidas de seguridad a las que nos fuerza la situación generada por el Coronavirus tambalean los cimientos de nuestra economía y miramos al ecommerce como al bote salvavidas. Con todos los comercios, bares y restaurantes con la persiana echada solo nos queda recurrir al comercio electrónico, pero, ¿está creciendo la venta online como podríamos esperar? ¿Existe la misma demanda que antes en los mismos productos?
Así es como ha impactado el COVID-19 en el ecommerce
Los días previos al confinamiento forzoso las ventas online comenzaban un ascenso paulatino que se disparó a partir del 15 de marzo. Las primeras semanas en casa aumentaron el tráfico de las tiendas en Internet un 20,4 % según un artículo de El País. Otros medios especializados como Ecommerce News hablan ya de un crecimiento del 55% en el comercio electrónico en España desde que se inició el confinamiento.
A nivel internacional, los grandes marketplaces como Amazon se han visto desbordados y obligados a incluir una lista de espera online por primera vez en su historia. La aplicación Walmart Grocery, del grupo de supermercados Walmart, ha visto un incremento de sus descargas del 460% en el último mes, y otras cadenas españolas como Mercadona se han visto obligadas a suspender el reparto a domicilio en Madrid por el colapso en sus pedidos online. Porque sí, también los supermercados son ecommerce.
Los negocios que más crecen durante el confinamiento
Está claro que el sector de la alimentación, que hasta hace poco era “el patito feo de Internet” ha sido el principal beneficiado. Pero no solo los gigantes de esta industria están saliendo airosos de esta situación. Con las tiendas cerradas y el exceso de tiempo libre en muchos casos, las pequeñas webs de proyectos independientes también son receptoras de ese 40% de aumento del tráfico en la red.
Pymes que venden elementos relacionados con la práctica deportiva (como esterillas o bicicletas estáticas) han visto crecer sus ventas a través de este canal un 200%. Tampoco se quedan atrás las ventas de juegos de mesa (30%), suscripciones a servicios de streaming (79%), mobiliario (130%) y elementos relacionados con la tecnología y los ordenadores como ratones, monitores y videojuegos (142%), según Ticpymes.
La venta online como respuesta para las pymes
Contar con una página web ha permitido a muchos pequeños negocios poder seguir creciendo a pesar de la promulgación del estado de alarma. Y si para algunos el término «crecimiento» suena ahora presuntuoso, en comparación con lo que vendían hace unas semanas con el binomio físico y online, lo innegable es que el ecommerce les ha permitido ofrecer una salida al stock.
Además, los ingresos que produce tener un canal de venta online están (casi) exentos de gastos estructurales y costes fijos como el alquiler y mantenimiento de un comercio (cuyo gasto supera por mucho al coste del mantenimiento de una web), los gastos de suministros o el personal de atención al público.
Contar con una tienda web permite ofrecer al cliente la posibilidad de comprar desde su casa, de un modo seguro y a cualquier hora del día y de la noche (aunque los datos de nuestros clientes reflejan que la nueva rutina ha trasladado la hora clave del comercio electrónico a las mañanas).
La pandemia ha puesto de manifiesto que la digitalización de las empresas ya no es solo una ventaja competitiva importante, sino que puede suponer la salida a un mercado al que de otra forma no podríamos acceder. La pregunta que cabe hacerse ahora es si los hábitos de consumo adquiridos durante el confinamiento se quedarán con nosotros una vez pase la cuarentena.
Al igual que cuando hablamos sobre teletrabajo, nuestra conclusión es que el comercio electrónico no mantendrá eternamente los niveles alcanzados en las últimas semanas, pero el momento ha propiciado que muchos consumidores lo prueben por primera vez y ha obligado a otros tantos a recordar su eficiencia y comodidad. Una gran parte de ellos, por tanto, son ya embajadores de las marcas que han satisfecho su necesidad.